
Es sabida la devoción de Freud por la Tragedia. Apasionado lector de los griegos, fue también un dedicado lector de Goethe, de Shakespeare y de otros clásicos. Estos influyeron directamente en su obra y en la creación del Psicoanálisis. Desde Edipo hasta el Fausto, desde Narciso hasta Dostoievski, Freud recurre permanentemente a la tragedia para argumentar, ilustrar o nominar sus descubrimientos.
Por su parte, Lacan dirá, varios años después, que el analista es un personaje de la Comedia, dado que el bufón es el único de la corte que tiene permitido decir las verdades: “Lean a Shakespeare. El bufón de corte tiene un papel: el de ser quien hace las veces de verdad. Puede hacerlo expresándose como un lenguaje, igual que el inconsciente”[1]. También dirá: “Lo verdadero, (…) nunca se alcanza sino por vías torcidas[2]
En este sentido, ya en su Seminario 17 El Reverso del psicoanálisis, Lacan había intentado explicar que la verdad no puede decirse toda, que sólo se “medio dice”, que se define en torno a un relato estructurado por el lenguaje y definido por lo que el psicoanálisis llama “goce”. Es por ello que postulará sus dos famosas frases: “la verdad tiene estructura de ficción” y “la verdad es hermana de goce”.
El propósito de este curso es bordear cuestiones relativas al problema de la verdad y de la ficción tomando como punto de partida aquellos discursos literarios que pueden articularse con el Psicoanálisis, en la medida en que éste se ha servido y se sirve de aquel para su propio desarrollo. De este modo, lo que esta propuesta pretende es introducir algunos hitos literarios que puedan entrar en consonancia con el discurso psicoanalítico; analizar cómo estos textos canónicos, capaces de representar determinada idea del mundo según distintas épocas han sido tomados y utilizados por el Psicoanálisis para la conformación de algunos de sus aspectos teóricos y también para la instancia clínica.
Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que durante el siglo XX, la literatura ha sido moldeada por la influencia decisiva de los efectos del Psicoanálisis, tanto en la cultura moderna como en la postmoderna, permitiéndole así, ampliar sus horizontes creativos, se realizará un recorrido por algunos textos en los cuales se pone de manifiesto una búsqueda por el detalle, proceso que privilegia el proceder analítico al atravesar la experiencia del inconsciente, como se desprende de los desarrollos de Freud y de la enseñanza de Lacan.
Desde este lugar y sabiendo que no hay transmisión posible sin una clínica que la sostenga, se pretende centrar la búsqueda en la aplicación de aquello que revela esta experiencia tanto en el sujeto del discurso literario como en el sujeto del inconsciente y los desenlaces de su escritura.
Por ello, recuperando algunos de los principales representantes y modelos ofrecidos por la historia literaria con sus posibilidades y limitaciones, se ofrecerá una sintética exposición de los principales ejes literarios de la Antigüedad Clásica, de la Modernidad y del Siglo XX. A partir de allí, intentaremos construir una articulación directa entre el saber psicoanalítico y los conceptos centrales sostenidos por las obras elegidas, en cuanto influyeron y permitieron comprender, modificar y enriquecer el trabajo clínico de los psicoanalistas.
Por su parte, Lacan dirá, varios años después, que el analista es un personaje de la Comedia, dado que el bufón es el único de la corte que tiene permitido decir las verdades: “Lean a Shakespeare. El bufón de corte tiene un papel: el de ser quien hace las veces de verdad. Puede hacerlo expresándose como un lenguaje, igual que el inconsciente”[1]. También dirá: “Lo verdadero, (…) nunca se alcanza sino por vías torcidas[2]
En este sentido, ya en su Seminario 17 El Reverso del psicoanálisis, Lacan había intentado explicar que la verdad no puede decirse toda, que sólo se “medio dice”, que se define en torno a un relato estructurado por el lenguaje y definido por lo que el psicoanálisis llama “goce”. Es por ello que postulará sus dos famosas frases: “la verdad tiene estructura de ficción” y “la verdad es hermana de goce”.
El propósito de este curso es bordear cuestiones relativas al problema de la verdad y de la ficción tomando como punto de partida aquellos discursos literarios que pueden articularse con el Psicoanálisis, en la medida en que éste se ha servido y se sirve de aquel para su propio desarrollo. De este modo, lo que esta propuesta pretende es introducir algunos hitos literarios que puedan entrar en consonancia con el discurso psicoanalítico; analizar cómo estos textos canónicos, capaces de representar determinada idea del mundo según distintas épocas han sido tomados y utilizados por el Psicoanálisis para la conformación de algunos de sus aspectos teóricos y también para la instancia clínica.
Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que durante el siglo XX, la literatura ha sido moldeada por la influencia decisiva de los efectos del Psicoanálisis, tanto en la cultura moderna como en la postmoderna, permitiéndole así, ampliar sus horizontes creativos, se realizará un recorrido por algunos textos en los cuales se pone de manifiesto una búsqueda por el detalle, proceso que privilegia el proceder analítico al atravesar la experiencia del inconsciente, como se desprende de los desarrollos de Freud y de la enseñanza de Lacan.
Desde este lugar y sabiendo que no hay transmisión posible sin una clínica que la sostenga, se pretende centrar la búsqueda en la aplicación de aquello que revela esta experiencia tanto en el sujeto del discurso literario como en el sujeto del inconsciente y los desenlaces de su escritura.
Por ello, recuperando algunos de los principales representantes y modelos ofrecidos por la historia literaria con sus posibilidades y limitaciones, se ofrecerá una sintética exposición de los principales ejes literarios de la Antigüedad Clásica, de la Modernidad y del Siglo XX. A partir de allí, intentaremos construir una articulación directa entre el saber psicoanalítico y los conceptos centrales sostenidos por las obras elegidas, en cuanto influyeron y permitieron comprender, modificar y enriquecer el trabajo clínico de los psicoanalistas.
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