Rodolfo Walsh, escritor. Una Carta siempre llega a destino
Por Mariana Gómez
Centro de Estudios Avanzados
Facultad de Psicología, U.N.C
margo@ffyh.unc.edu.ar
El 24 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh escribe su último trabajo: “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”. Veinte dactilógrafos teclean sin tregua logrando introducirla en numerosos medios de comunicación, hasta en la Casa de Gobierno. Pero, nadie la publica.
Se “es” en la medida en que uno se nombra y Rodolfo Walsh un día antes de morir, se había nombrado “escritor”. Escritor y autor de “Operación Masacre” un trabajo que lo ubica como uno de los precursores del género literario conocido como realidad ficcional.
Sabemos desde el psicoanálisis que "la verdad tiene estructura de ficción, o sólo puede ser medio dicha”[1]. Hay un punto imposible más allá de cualquier verdad. Esto significa que la verdad no puede decirse toda, que sólo se “medio dice” y que se define en torno a un relato estructurado por el lenguaje y definido por lo que el psicoanálisis llama “lo inconciente”.
Pero, si el destino es "lo que ya está escrito"[2] y la ficción la forma de relatar una verdad, entonces podemos hacer de nuestro destino una escritura.
Alguna vez, Rodolfo Jorge Walsh, dijo: “Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior”[3].
No en vano, aquella frase “hay un fusilado que vive” lo conmocionó tanto y lo llevó a escribir “Operación Masacre”. ¿Resonó en él algo de sí mismo? ¿De su propio destino? ¿De su propio fantasma?
El fantasma, noción teórica construida para representar aquello que nos determina de manera inconciente[4], pero que se presentifica en lo subjetivo como lo novelado, como nuestra novela familiar, como nuestros mitos, nuestras creencias. Ficcionalizamos nuestro fantasma porque es demasiado horroroso. Algunos pueden, como Rodolfo Wash, escribirlo, inventando un género literario y hasta… novelar el “fantasma social”.
Pero R. Walsh, escritor, escribe una carta que no sería publicada. La “Carta a la Junta Militar” es una escritura que vaticina un destino trágico.
Escribe esta carta e incluso dice en algún momento, que su máquina de escribir es como su arma, que su arma es la palabra. Con palabras dice una verdad. Una verdad que toca al perverso y denuncia el horror. Por primera vez, su literatura no fue tan ficcional, sino que tocó lo Real, sabiendo que su decir podría tener consecuencias.
Al día siguiente muere asesinado.
Sin embargo, ese día portaba una cédula de identidad falsa, otro nombre que usaba para protegerse. Ese día, inevitable, asesinaron a Norberto Pedro Freire. Rodolfo Walsh se les escabulló una vez más. Minutos antes había enviado la Carta a la Junta Militar.
En ella Walsh denunciaba la reaparición de los “inquisidores medievales”, pero con “actualizaciones contemporáneas”. Sin embargo había un crimen más grave y atroz por él señalado: los resultados de la política fulminante sostenida en la miseria planificada[5]. Denunciaba el “vigilar y castigar” de los torturadores, pero además, los estragos de la “biopolítica” imperante, producto de la estrategia del control de los cuerpos a través del hambre y la desocupación.
Lacan nos enseñó que "una carta robada", incluso "en sufrimiento/en espera"[6], es una carta que llega siempre a su destino. Porque lo más escondido es lo que está a la vista, como ya lo había relatado Edgar A. Poe, en donde el mensaje que contiene la carta que es enviada a la Reina, está escamoteado, es decir que todo lo que allí va a suceder no es del orden de la palabra. Pero, llega a destino modificando la posición de aquellos que toman contacto con ella[7].
Entonces si la carta siempre llega a destino aunque ella sufra un rodeo, significa que la carta tiene un destino propio.
Y si la carta del cuento de Poe representa aquello que para el psicoanálisis es el objeto causa del deseo, que toma nuestro cuerpo, que nos estremece, que nos hace temblar, su clave está en ese lugar en donde el saber encuentra su límite, el lugar de lo indecible. Lugar de un vacío en cuyos bordes podremos escribir. Porque es, precisamente, por algo que no puede decirse que podemos decir. Es un imposible lógico a partir del cual, lo que "no cesa de no escribirse"[8] es lo que hace que la escritura no se detenga.
La carta de Walsh, el escritor, escrita hace 30 años sigue llegando a destino, sin detenerse, estremeciendo a todos aquellos con quienes se encuentra. Lo indecible pudo ser dicho sin ficciones bordeando el vacío. Primera carta que trajo otras escrituras. Eso que no cesaba de no escribirse, finalmente se empezó a decir. Escrituras y cartas que no se detienen, destinadas a ser leídas. Ficción o realidad, la verdad siempre llega destino.
Córdoba, Marzo de 2007
Textos consultados
· Belvis, C.: Investigaciones Rodolfo Walsh en http://www.rodolfowalsh.org/
· Lacan, J., (1988 [1955]),”El seminario sobre la carta robada” en Escritos 1, Buenos Aires, Siglo veintiuno editores.
· Lacan, J., (1960-1), “La transferencia” en El seminario, Libro 8, Buenos Aires, Paidós.
· Lacan, J., (1995 [1964]), “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” en El seminario, Libro 11, Buenos Aires, Paidós.
· Lacan, J., (1995 [1971 – 72]), “Aún” en El seminario, Libro 20, Buenos Aires, Paidós
· Walsh, R., (1977 [1957]) Operación masacre, Buenos Aires, Ediciones de La Flor.
· Walsh, R., “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”, 24 de marzo de 1977.
[1] Lacan, J.: “Aun” en El seminario, Libro 20.
[2] Lacan, J.: “La transferencia” en El seminario, Libro 20
[3] Belvis, C.: Investigaciones Rodolfo Walsh.
[4] Para Lacan, el fantasma en un sujeto es como la escena de una pantalla cinematográfica, donde es posible detener la película justo en el punto en que continúa la escena traumática. Por otro lado, el fantasma es lo que le permite a cada sujeto sostener su deseo (Lacan, 1964).
[5] Walsh, R.: “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”.
[6] En francés se dicen de la misma manera: souffrance.
[7] Lacan, J.:”El seminario sobre la carta robada” en Escritos 1.
[8] Lacan, J.: “Aun” en El seminario, Libro 20.
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